Día del libro

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ESCRIBE CON EL CORAZÓN, REPASALO DESPUÉS CON LA CABEZA. VERÁS EL RESULTADO...

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miércoles, 4 de junio de 2025

Donde la franja fue la excusa y dejó de ser humanidad. STOP GENOCIDIO, BASTA YA.



STOP GENOCIDIO, BASTA YA.

El grito era ensordecedor y aún cuando la noche estaba totalmente cerrada el cielo se desplomaba en luces que vomitaban fuego, la operación plomo fundido acababa de comenzar, sumamos más de un millar de fallecidos y nuestras casas fueron aplastadas como si un elefante gigante acabara de entrar a nuestra ciudad.
La excusa siempre había sido el mal, pero que mal habíamos podido infringir nosotros cuando solamente nos ocupamos de trabajar y cuidar a nuestros hijos, luego llegó la operación “Margen protector” y a nosotros ¿quién nos protegía?, no nos dio tiempo a coger nada, solo la ropa que llevábamos puesta y un par de colchones al no saber dónde íbamos a ir a parar.
Encontramos en el camino miles de muertos, porque aún cuando nos dijeron que nos quedáramos, vimos claro que lo que se intentaba por parte de nuestros dirigentes políticos, no era proteger nuestras casas y nuestras vidas, sino que su pretensión pasaba por usarnos de escudos para evitar que les atacaran. Nos contaron que en Israel también se iban sumando víctimas de los bombardeos diarios.
Yo te ataco y tú a mí, pero lo que no pensaron era en los daños colaterales 62000 palestinos muertos entre ellos 17492 niños y niñas, 111000 heridos, 14000 desaparecidos entre los escombros que están en todos lados de una franja devastada, con hambre, con sed… con dolor y llanto ante la devastación que se mezclaban con olor a pólvora y el polvo de cada casa destruida. Invasión y destrucción eran las palabras que nos golpeaba la sien día tras día.
Ya no hay lugar seguro en nuestra tierra, ni para nosotros, ni para nadie que pudiera intentar dar testimonio de lo que aquí está pasando, ni tan siquiera aunque lo anuncien en sus ropas o sus vehículos para los trabajadores de las organizaciones humanitarias que únicamente intentan ayudar a las víctimas.
Nos encontrábamos escondidos en un lugar oscuro de la franja de Gaza, en la ciudad de Jabaliya allí donde el silencio dejaba rastro de sangre, allí donde las bombas caían a diario, allí donde los Gazatíes susurraban las historias de sus antepasados para olvidar el hambre que podía escucharse desde sus agotados cuerpos.
El sol se había puesto una vez más sin agua que llevarse a la boca, ni un mísero trozo de pan que dar a Salma y a Salem, ellos eran hijos de Marwa y Hamza que se ocupaban de entretener a sus hijos para que no sufrieran más de lo soportable para su edad.
Sentíamos la persecución y la venganza respirar tras nuestros cuellos, notábamos en nuestro pecho el dedo acusador de un gobernante que no era capaz de recordar lo que sus antepasados vivieron en primera persona y con la impunidad que el resto de los países le conferían nos hicieron volver a coger algo de nuestras ropas y cuatro cosas para seguir andando allá donde nos iban indicando.
¿Venganza, Exterminio, Genocidio? El tiempo lo dirá, lo que sí me queda claro a día de hoy, es que la justicia y la venganza van de la manita.
Lola Fontecha ©

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